Aprieto los puños y alzo mis brazos al cielo,
como increpando al Supremo
por tanto dolor en este suelo,
mi alma está inquieta,
mi espíritu quiere volar.-
A través de mi ventana
veo una muy alta palmera,
sus ramas por fuerte viento agitar.-
Unas blancas nubes, formando exóticas figuras,
suavemente se deslizan, dejándose llevar
por ese viento Sur, que parece con ellas jugar.-
Comparo la palmera, queriendo,
con las ramas al cielo llegar,
a las nubes, que son juguetes del azar,
y mi orgullo de que ya no quiero rezar.-
La palmera sufre, no acepta su destino
de no poder también ella como las nubes,
por el espacio viajar.-
¿Y quién soy yo con mis puños apretados,
y mis brazos en alto,
por no poder despegar?
¿Puedo yo en mi mísera contingencia humana
al Supremo reclamar?
¿Eres acaso mejor que la palmera o cualquier otro ser?
¡ Baja esos brazos!
¡ Afloja esos puños! y une tus manos
en una oración.-Pide clemencia al Señor,
verás como la calma a ti vuelve.-
El viento Sur seguirá rugiendo
pero a ti no llegará,
tu espíritu quieto estará,
y el gozo de tu alma tornará.-
Pues el Altisimo vió,
tu necia soberbia, pero te devolvió la humildad.-
Celia N.Razeto.-
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