y caer en verdadera confusión:
Para el pueblo, será Juan el Bueno,
para otros, un Papa de transición.
Dios a veces debe sonreírse
con nuestras apreciaciones:
Este Papa asombrará al mundo
convocando el Concilio Vaticano II.
Quizás uno de los mayores frutos
de este Concilio Vaticano II,
es que la
Iglesia abrió las puertas,
y decidió dialogar con el mundo.
Pero algo importante es recordar
de lo que este Papa nos libró;
y por los años transcurridos
a muchos, quizás se nos olvidó.
Fue por el conflicto con Cuba
y los misiles nucleares a instalar:
¡Cuando las naves de Rusia
ya se acercaban en la mar!
A la sazón corría el año 1962,
¡y el conflicto a punto de estallar!
¡Había que hacer algo urgente,
el Papa Bueno no se pudo callar!
No nos salvó por su elocuencia
ni tampoco por su erudición;
nos salvó con sencillas palabras
salidas de su humilde corazón.
Pues no esgrimió su autoridad,
simplemente invitaba escuchar
el grito de la humanidad,
que pedía: ¡Paz, paz, paz!
Y con esa humildad y sencillez
al fin los alcanzó a convencer.
Es que era diplomático de ley,
y obraba con alegría y sencillez.
¡De lo que el Papa nos salvó
es de la tercera guerra mundial!
¡Y no de una guerra cualquiera,
de una horrible guerra nuclear!
¡Aquel día 22 de Octubre de 1962
donde estuvo a punto de estallar,
entre los dos países más poderosos
de la tierra: Rusia y Norteamérica!
Y así, Juan el Bueno, salvó la vida,
según afirman los historiadores;
¡a por lo menos, mil doscientos
millones de personas!
Hno. Santiago E. Kloster, ssp