En el camino a
Damasco
tropezaste con
el Maestro,
y fue tu
disponibilidad,
para todos, un
ejemplo.
El Maestro te
exigió,
un cambio de
mentalidad:
¡De actitudes de
agresión
a simples gestos
de paz;
de acérrimo
perseguidor
a Apóstol del
Evangelio.
El cambio fue
tan audaz,
valiente, veraz
y sincero,
que superaste a
todos
en la difusión
del Evangelio.
¡Paladín de la
libertad,
a Cristo abriste
las puertas,
mostrándonos el
Camino,
enseñándonos a
amar!
Nadie te pudo aventajar
en tu amor al divino
Maestro:
¡A quien amaste con
pasión,
y diste la vida
por completo!
Un profundo
grito surgió,
desde lo hondo
de tu pecho:
¡Ay de mí si no
anunciara,
sino proclamara
el Evangelio.
Fue el
imperativo del Amor
lo que te
impulsó de adentro,
pues habías descubierto:
“La perla
preciosa del Reino”.
“Ese tesoro
escondido”,
del cual nos
habla el Evangelio,
y no lograbas contener,
el Amor que
ardía en tu pecho.
Tú resumiste
toda la Ley
y también a los
Profetas,
simplificándola en
una frase,
genial, veraz y certera.
“¡Deberás amar a
tu prójimo
como si a ti
mismo fuera!”
Porque sólo en el
Amor
se encuentra la
vida plena,
la Vida que en
su mensaje
nos ofrece Jesús
Maestro:
¡Que es el Camino,
la Verdad ,
la Vida real y auténtica!
Hno. Santiago E. Kloster, ssp
Para mi Pablo es "el Apostol". Siempre me impresiono su conversion y la tarea evangeli-
ResponderEliminarzadora que desarrollo asi como sus Cartas.!
Felicitaciones a Santiago por su manera de decribirlo...!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ETEL