Ni en la Biblia
ni en los Evangelios
José pronuncia
una sola palabra.
Vivió al lado de María
y de su hijo adoptivo
en un silencio elocuente
cuidando del Cristo viviente.
Aun sin palabras
estuvo sujeto a la voluntad
del Padre Todopoderoso
quien le indicaba el camino
para que Jesús, cumpliera su destino.
Siempre sumiso
con olor a santidad;
carpintero, humilde, silencioso,
como patrón de nuestra muerte
nos acompaña a la eternidad!
Etelvina Giménez