Alguna
vez me he preguntado,
¿y
cuál será el amor primero?
Y
la respuesta me sorprendió
ya
que nunca lo había pensado.
Y
aunque me parezca egoísmo
sin
embargo, es lo primordial:
¡Debemos
amar a nuestro Dios,
y
amarnos a nosotros mismos!
¡Éste
es pues el amor primero!
Porque
si no tuviera este amor,
tampoco
podría yo cumplir
con
el mandamiento de Dios.
El
mandato que en la Biblia,
Dios
nos ha querido trasmitir:
“¡Deberás
amar a tu prójimo
como
te amas a ti mismo!”
Si
en verdad deseas ser feliz,
y
vivir en la paz del Señor,
te
revelo mi pequeño secreto,
fruto
de mis propios desvelos.
El
secreto es que nos amemos,
y
asimismo, nos perdonemos:
¡Porque
con nosotros mismos
día
tras día, siempre viviremos!
Y
cuando por fin nos amemos,
cual
fieles discípulos del Señor,
que
hemos aprendido la lección:
¡Derramaremos
en torno ese amor!
Ya
que el mandato único y mayor
que
Jesús, el Maestro nos legó:
¡Es
amarnos los unos a los otros,
de
igual forma como él nos amó!
Hno.
Santiago E. Kloster, ssp