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viernes, 30 de agosto de 2013

5 años del Café Literario de Rosario

Este mes pude darme el gusto de visitar a nuestro café hermano de Rosario, coincidiendo - no por casualidad - con el festejo de sus primeros 5 años. Cómo explicarles lo bien que me han recibido, lo bien que la pasé junto a tantos poetas, algunos que ya conocía y otros a los que tuve el gusto de conocer allí. Una gran sorpresa fue encontrarme con María Angélica y Miguel Angel, del Café del P. Hernán filial San Nicolás, y con Jorge Santisteban, poeta y músico de nuestro Café.
Gracias a todos por haberme hecho sentir tan bien!!! Con Hernán dijimos varias veces de ir a Rosario y no pudo ser, pero sé que él estuvo con nosotros en este festejo, como está siempre que nos reunimos.
Lis















lunes, 19 de agosto de 2013

Día gris


Tarde gris
 y en las plantas, pocas hojas.
El invierno ha vencido a los jardines.
Frío y algo de silencio.
El aroma que trae el viento
ha matado al de las flores.

Mi ventana hace de marco
al cuadro que ofrece mi jardín.
¡Pobre álamo, triste higuera!
Están desnudos y hace frío
Perdieron el orgullo de su ropaje verde
y la música de pájaros inquilinos.
Apenas unos pocos de ellos aparecen
para procurarse su sustento.

Sin embargo, día nublado:
¿Tú crees que has ganado?
Pues no: tu reinado no es eterno
y no has logrado, ni aun con tu aire helado,
entrar en mis cimientos.
Al contrario: tu escenario poco colorido
me invita a navegar en mis adentros
y tus nubes evocan mis recuerdos.
El parque silencioso me da miles de versos.
Me pregunto quién soy, me reconozco,
doy una zambullida en mi ontología,
voy y vuelvo.

Si encuentro paz ahí adentro,
en un lugar del corazón,
me acomodo y rezo.
Hay días en que tengo  . . .
 ¡tanta suerte! que allí,
allí me encuentro a Dios
y estoy contento.


Teresita de Antueno

Sacando cuentas



“¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”
Amado Nervo

No llegué a lo que quería.
pero, si es lo que esperabas,
Señor, que fuera mi vida . . .
¡qué importa lo que soñaba!

¡Ay! Sí . . . Hubo días aciagos,
con dolores que quemaron,
momentos de malos tragos
y penas que se ensañaron.

Mas, también soles y lunas
que en éxtasis me encontraron
y de bendiciones muchas
las horas se me colmaron.

Amigos, gente querida
y abrazos que me estrecharon
de calidez bien provista
y oídos que me escucharon.

Me quejé mucho (lLo siento)
midiendo sólo mis males.
Ocurrió seguro eso
porque dejé de llamarte.

Filósofos y poetas,
próceres y pensadores,
al llegar la última vuelta
balancean sus sinsabores,

comparan debes y haberes
por si les resultó justo
en su camino de ayeres
lo vivido hasta ese punto.

Yo no, mi Dios. Yo no pienso
enredarme en esos hilos.
¿Cuánto di? ¿Cuánto me llevo?
No lo sé. No lo he medido.

Sólo Tú sabes la cuenta.
Como todo Padre bueno
perdonarás mis ofensas,
más de lo que me merezco.

Porque como siempre haces
y  como siempre lo  has hecho,
no importará lo que pase
_ ¡Hijo! _ me dirás _ Te quiero.


Teresita De Antueno

jueves, 15 de agosto de 2013

IDENTIDAD


            No busques a la rosa en la violeta
           ni quieras que el hornero sea paloma.
           Cada flor nos dará distinto aroma,
           no hallarás al mundano en el asceta.

           Cada quien, cada qué tiene su veta
           que desde adentro al exterior asoma.
           No te sorprenda que la misma poma
           cambie según la pinte la paleta.

           Define un rasgo propio al ser viviente,
           cumple en el mundo su distinto sino
           al nacer cada cual de su simiente.

           Tiene mi origen, con igual destino,
            a llegar por sendero diferente,
            todo humano que encuentro en mi camino.


 Isabel Puncel de Dumery

TALA


Caíste gigante, ante la fuerza bruta,
sin compasión tus brazos cercenaron.
Nada pudiste hacer... ni yo tampoco.
Solo lloré por vos, tras la ventana.

El grito de la sierra ahogó tu grito
y vi correr tu savia, derramada
ante la insólita negación y la desidia
del hombre al que no tembló su mano.

Voló perplejo el pájaro, vencido,
sin tiempo para salvar a la nidada.
Uno a uno golpearon contra el suelo
y cerré los ojos para no ver nada.

Calló la música  etérea de sus alas
y su silencio fue un rugido agudo
ensordeciendo con estrépito alocado
los más recónditos  lugares de éste mundo.

Muere en tus ramas la flor y su perfume.
En su lugar que veo devastado,
sobre tus escombros doloridos
el cemento del progreso está horadando.


 Sarah Petrone

TU LLAMADO


Nunca quiso. ¿Sabe Dios si nunca quiso?
Ni aspiró a llevar consciente , su legado
pero hubo de acceder, bajo el estigma
de los deberes que marcaron su reinado.
Entre muros se gestaron y murieron
secretos y costumbres milenarios.
Un hombre... una mujer... un ser sufriente.
¡Pobres de nosotros, los humanos!
Agora, en la agonía de las horas,
de sueños  e ilusiones desvelados,
¿a quién he de acudir, mi Dios querido
si la carga de Tu Cruz no fue aceptada?
Indigno siempre fui de merecerte
y duele... Cómo duele tu llamado
que ingrato me despojo y me desvisto
a pesar de quererte demasiado.
Suenan a lo lejos. Tañen las campanas
y es Tu Amor en Tu Pasión que nos redime,
por eso, nada más, sólo te pido
que al menos, no nos sueltes de la mano.


Sarah Petrone

Fantasía


Ante todo quiero aclararles que este texto fue traducido por mi madre a una lengua que llamaban español ya que ahora nos comunicamos en un idioma universal alfanumérico que nos une más allá de las fronteras . Estamos en el siglo 22 y una tarde se me ocurrió buscar en el baúl virtual de los recuerdos y hallé una desvencijada tablet en la cual pude ver en una fotografía a mi bisabuelo leyendo algo que denominaban poema . . Mamá me contó que un grupo de soñadores liderados por un sacerdote se reunían para leer aquello que escribían . Queriendo rescata ese oficio hoy arcaico han salido a la venta ingeniosos adminículos que sirven para crear metáforas y rimas con sólo cliquear un segundo . A mi lado reposa mi mascota cibernética que detecta los cambios de clima emitiendo luces parecidas a la de otro antiguo elemento llamado semáforo . Acabo de almorzar una exquisit ensalada de frutas y vegetales tamaño bonsai que contiene todos los nutrientes necesarios para mantener la salud en buenas condiciones . Mi avidez por aprender y el amor hacia mis ancestros me llevan a escribir en ese modo de expresión llamado poesía . Aquí les transcribo una de ellas :

Hoy se ha descubierto un nuevo
planeta llamado Esperanza y en él pude leer este texto :
El árbol se hizo pájaro transformándose
en Colibríes rescatando sueños
con Ritmos y colores Entretejidos .

A pesar De la vida y sus matices
sigo con Indómita esperanza
a Cristo en mi vida
acicalándola con Poemas de mi ayer y hoy
en un Collar abierto de Pétalos de luz .

Deposito en El cofre de la felicidad
Mis versos sueltos enlazados
con El hilo de cristal en
Ese otro territorio
Entre las cuentas del rosario .

Nota de la autora : el poema transcripto contiene algunos de los títulos de los libros de poemas presentados en el Café Literario .


Roxana Viviana De Marchi

EL VINO DE CRISTO

     


El agua de que estaba repleta mi tinaja
era turbia y mal olía.
Con todo, Vos la querías,
Señor de los milagros,
para hacer un vino burbujeante
que alegrara el alto en el camino
de algún peregrino fatigado o herido
en el alma o en el cuerpo:
-dolor o desaliento-.

Yo puse lo que pude,
que era poco; casi nada,
y pensé que no te serviría.
Tan despreciable era el agua que aportaba.

Eso pensé,  porque creía que mi miseria
era mayor, mil veces mayor
que tu poder y tu misericordia.

Después supe que tu misericordia era infinita,
Que nada hay más alto ni más profundo
Que tu ternura y tu piedad.
Que Vos, Señor, no despreciás nada,
porque a la luz de la esperanza,
todo puede ser transformado.
Entonces yo no lo sabía, Señor.
¡No lo sabía!

«Poderoso es Dios para hacer de las tinieblas luz»
me dijo Francisco, el Pobrecito…

Por eso hoy, si alguna vez veo
a un hermano saborear tu vino
-el de mi pobre tinaja-
me animo a pensar que quizás al fin lo logres.

Escribir derecho con renglones tan torcidos,
sólo Vos podés, Señor.
¡Tan sólo Vos!


Néstor Barbarito

LA CALLE LARGA


 Qué hermosa que tú veías, aquella calle tan larga,
¿Recuerdas cuando llegaste, que te deslumbró mirarla?
Luces de todos colores, teatros, cines, y plazas,
vos venias de muy lejos, donde la pobreza espanta,
y te dijeron un día, que la ciudad te aguardaba.

Decidiste venir sola, escapando de tu casa,
desterrando la miseria, la que nada te brindaba;
solo tenías trece años, trajiste muy poca plata,
y descubriste muy pronto, que la vida es dura, y cara,
pues solo por unos días, te alcanzó para una cama;
así al no poder quedarte, en la pieza que alquilabas,
debiste buscar refugio, en aquella calle larga.

De día vendías estampitas, o en semáforo parada,
revoleabas tres pelotas, todas color esperanza,
que tus pequeñas manitos, apenas las agarraba.
Pero la noche es distinta; tiene tantas acechanzas,
debiste buscar refugio, en portal que resguardara,
o tapada con cartones, en un banco de una plaza,
por eso marchabas lenta, siempre con tu cruz de carga,
por las oscuras veredas, de aquella, la calle larga.

Se fue acercando el invierno, y tu cuerpito indicaba,
que tenías que protegerte, y al buscar guarida cálida,
aceptaste aquella oferta, de dormir en una casa.
Allí empezó otro calvario, las sorpresas siempre aguardan,
y descubriste los riesgos, que las sombras te ocultaban.

No pudiste ni dormir, la noche se te hizo larga,
y al salir al día siguiente, caminando hacia la nada,
llevaste por nueve meses, su recuerdo en tus entrañas.
Después cumpliste catorce, pero nadie festejaba,
ni siquiera estaba el niño, el que en tus brazos lloraba,
y tuviste que dejar, en unas manos extrañas,
para continuar tus días, en aquella calle larga.

Muchacha, yo te comprendo, yo conozco tus desgracias,
sigo rezando por vos, aunque con eso, no basta,
siento que la sociedad, siempre con vos está en falta.
Ha pasado mucho tiempo, mis sienes se han puesto blancas,
y tú, ya has crecido mucho, te sigo viendo muchacha,
aunque has teñido el cabello, te has puesto mucho más guapa,
usas ropas llamativas, y una cartera colgada;
yo no sé quién te protege, te explota y cuida tu espalda,
cuando sigues recorriendo, por aquella calle larga.


Ruben Esteves

DETENTE


 (a Santa Rosa de Lima)

Es la rosa más linda de Lima:
florecida en tierra; cultivada para se cobijo
     de Virreyes. Por eso se convirtió
      en eje de cuantos inhalamos su aroma.
  Bello espejismo por quien desvivo;
      pues más te contemplo y absorto quedo
si no encuentro el esmero de amor y devoción.
La Santa de las rosas, hoy tan engalanada,
procesiones por tu Avenida Tacna.
Fíjate cuán dichosos estamos
que, ante semejante humildad,
alfombramos con pétalos tus calles coloniales.
Sería un desaire no salir a mirarte
con una flor y un farolito en la mano.
¡Oh, tú, bella que te clavaste a Cristo
en las sienes con espinas;
quién diría que yo a ti me amarraría
pues, al mirarte, extasiado por ti,
me arrojo al pozo de los encantamientos!
Y no miento cuando intento poner contento
en este momento, al hambriento y al sediento
guiándolo a tu ermita.

Santa Rosa de Lima. Sería una ironía no decir
que nosotros los peruanos,
llevamos en las venas la sangre
de tan regia y gloriosa estela.
Por eso, adelante hermanos cargadores
con esta procesión,
que ya la patrona a su séquito de devotas
les ha encargado nos preparen
chicha y picarones,
para continuar con el festejo.


Autor: Jorge Santisteban
Del libro: ¨ Sueño de un hombre enamorado ¨

Editorial: Ediciones del Dragón

EL DUENDE




Eres duende del amor hecho poesía,
siempre a mi lado estuviste amada mía,
fuiste tú, quien manejó los sentimientos,
que desde joven en estrofas yo escribía.

Desde el día en que te tuve yo a mi lado,
fuiste musa inspiradora de mi vida,
y aunque has partido junto a Dios, querida esposa,
eres luz que me alumbra y que me guía.

Tu ternura me ha ayudado a ser poeta,
y desde el cielo ha de inspirarme mientras viva,
pues volcaré tu amor en mis estrofas,
hacia las cosas simples e importantes de la vida.

Eres tú quien me susurra a los oídos,
y me invita a seguir con alegría,
dando gracias al creador por lo que manda,
y a volcar todo el amor en mis poesías.

Te quedaste como un duende aquí a mi lado,
trasmitiéndome tu amor hecho poesía,
Marta Cristina Otálora, es tu nombre,
y jamás te apartarás del alma mía.


Ruben Esteves