Qué
hermosa que tú veías, aquella calle tan larga,
¿Recuerdas
cuando llegaste, que te deslumbró mirarla?
Luces
de todos colores, teatros, cines, y plazas,
vos
venias de muy lejos, donde la pobreza espanta,
y te
dijeron un día, que la ciudad te aguardaba.
Decidiste
venir sola, escapando de tu casa,
desterrando
la miseria, la que nada te brindaba;
solo
tenías trece años, trajiste muy poca plata,
y
descubriste muy pronto, que la vida es dura, y cara,
pues
solo por unos días, te alcanzó para una cama;
así al
no poder quedarte, en la pieza que alquilabas,
debiste
buscar refugio, en aquella calle larga.
De día
vendías estampitas, o en semáforo parada,
revoleabas
tres pelotas, todas color esperanza,
que tus
pequeñas manitos, apenas las agarraba.
Pero la
noche es distinta; tiene tantas acechanzas,
debiste
buscar refugio, en portal que resguardara,
o
tapada con cartones, en un banco de una plaza,
por eso
marchabas lenta, siempre con tu cruz de carga,
por las
oscuras veredas, de aquella, la calle larga.
Se fue
acercando el invierno, y tu cuerpito indicaba,
que
tenías que protegerte, y al buscar guarida cálida,
aceptaste
aquella oferta, de dormir en una casa.
Allí
empezó otro calvario, las sorpresas siempre aguardan,
y
descubriste los riesgos, que las sombras te ocultaban.
No
pudiste ni dormir, la noche se te hizo larga,
y al
salir al día siguiente, caminando hacia la nada,
llevaste
por nueve meses, su recuerdo en tus entrañas.
Después
cumpliste catorce, pero nadie festejaba,
ni
siquiera estaba el niño, el que en tus brazos lloraba,
y
tuviste que dejar, en unas manos extrañas,
para
continuar tus días, en aquella calle larga.
Muchacha,
yo te comprendo, yo conozco tus desgracias,
sigo
rezando por vos, aunque con eso, no basta,
siento
que la sociedad, siempre con vos está en falta.
Ha
pasado mucho tiempo, mis sienes se han puesto blancas,
y tú,
ya has crecido mucho, te sigo viendo muchacha,
aunque
has teñido el cabello, te has puesto mucho más guapa,
usas
ropas llamativas, y una cartera colgada;
yo no
sé quién te protege, te explota y cuida tu espalda,
cuando
sigues recorriendo, por aquella calle larga.
Ruben
Esteves