Piedras brillan de inmaculado esplendor
rociadas por el sudor de ángeles dadores
obsequio sublime a ojos
despiertos
Por el norte al este al sur
del oeste
danzan en una fiesta de verde rosa oro
con música de viento perpetuo
música de cóndores y águilas livianas
inspirada por raíz madre cordillerana
acompasada de cardones gigantes
quienes apuntan al mismo altísimo
en paciencia perenne de nuevas señales
Extasiando a los seres llegados de los confines
a las pirkas ancestrales testigos del origen
reviviendo ceremonias de
apachetas alimentadas
de maíz chicha y coplas benignas
pidiendo al Padre Inti engendre su virilidad
las entrañas viscerales de la Pachamama
Una tristeza mansa y extraña se esparce
con un aura blanca cristal en el panamericano
afuera la niebla cubre la cintura de los cerros
y en medio de las cumbres un cielo pintado de tucanes
anuncia el despertar del gran espíritu
En vuelo bajo Uno me sonríe agitando alas
P.D. ante la abusiva belleza sucumben
una torrencial cataratas de angustias raras
Carmela Isabella
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