Cuenta una historia que había,
cinco hermanos que nacieron,
a las orillas de un río,
y juntos fueron creciendo.
Cada cual con su destino,
siguiendo su derrotero,
aunque todos muy distintos,
era una hermosura verlos.
El primero era orgulloso,
siempre mirando hacia el cielo,
como anhelando vestirse,
todo de celeste el cuerpo.
El segundo un ambicioso,
de amarillo oro, sus sueños,
pedía al sol que sus rayos,
lo envolvieran por entero.
El tercero más ardiente,
admiraba el rojo fuego,
con el color de la sangre,
que nos corre por el cuerpo.
El cuarto era un soñador,
contemplaba los flamencos,
y atardeceres rosados,
le daban un gozo pleno.
El último el más humilde,
observaba el verde suelo,
y lloraba tristemente,
viendo sufrir a su pueblo.
Pero siendo tan dispares,
nos debe servir de ejemplo,
con amor se respetaban,
y se cuidaban entre ellos.
El Creador, los contemplaba,
y decidió darles premio,
vistiéndolos, de colores,
y cumpliendo sus deseos.
Con amor los convirtió,
en jacarandá, el primero,
dorado aromo el segundo,
el tercero en bello ceibo.
Un lapacho fue el siguiente,
todos florecidos ellos,
y al último, el más humilde,
lo vistió de verde entero,
y en sauce quedó llorando,
junto al río, por su pueblo.
Ruben Esteves
Ruben como todo lo que tuve el placer de oirte
ResponderEliminarleer bellisimo y profundo...!
ETEL