Puño cerrado, no mano abierta.
Palma que pega contra el rival.
Armas producen heridas cruentas.
Flota en el aire aroma letal.
Bombas, palabras, gestos, agravios,
entre personas o entre naciones.
De los fusiles o de los labios
surgen, fecundas, las agresiones.
En el día a día de la calle
o en una estrategia militar
un hermano a su prójimo sale,
arrebatado, la paz a robar.
Imagino en este sinsentido
lo que Dios se debe preguntar:
_ Vida les dio mi aliento divino.
Mas . . el
valor de ella . . ¿dónde está?
Si acalláramos, por fin, las balas
para hundirnos en nuestro interior
sabríamos que
la que nos llama
es una sola ley: el Amor.
En guerra el rebaño no está atento
y no escucha la voz del Pastor.
Sólo en la Paz
oiremos: “¡Hijos!”
y podremos responder:”¡Señor!”
Teresita De Antueno
Hermoso canto a la paz.!!!
ResponderEliminarETEL