Debido
a que el tema se está volviendo uno de los más preocupantes de nuestros días,
recordé un discurso que redacté para el día 24 de marzo y me pareció una
reflexión acorde para esta preocupación creciente.
Cuando
supe que debía dirigir unas palabras en el colegio donde me desempeño como
profesora de lengua, para esa fecha, me preocupé bastante, (no porque estas me
falten , al contrario, son el instrumento de mi profesión y, a veces, la
tortura de mis amigos, ¡ja, ja!), sino porque mi opinión respecto de los hechos
que se recuerdan difiere bastante de la de la mayoría., y en tiempos de tanta
confrontación, lo último que necesita nuestro querido país, es más divisiones.
Soy
docente: mi vocación no es adoctrinar, sino enseñar; soy cristiana, así que mis
palabras deben sembrar la paz, y no la discordia, y soy misionera, por lo
tanto, no debo imponer MI verdad, sino dar elementos para que cada uno la
encuentre en su interior.
Por
lo tanto, hice lo mismo que cuando selecciono una obra para leer en mi materia:
buscar algo que deje un MENSAJE. Y se me ocurrió el siguiente: sea cual sea el
caso: guerrilleros o militares, oficialistas y opositores, católicos y no
católicos, judíos y musulmanes, políticos y pueblo . . . y hasta equipos de
fútbol rivales. A lo largo de la historia, he aprendido una cosa. Cualquiera
sean las diferencias:
LA
VIOLENCIA NUNCA ES LA RESPUESTA
Un
verdadero revolucionario no utiliza las violencia para demostrar la validez su
teoría. Un idealista convencido, no tiene que apuntarme con un arma para
convencerme. Si realmente tiene la razón, bastará su palabra y, más aún, su
ejemplo, para que quiera seguirlo.
Jesucristo
dividió la historia en un antes y un después, y no arrojó ni una piedra: al
contrario, sabemos que los que estaban a punto de castigar a una mujer, al oír
sus palabras, las soltaron.
¿Vieron
alguna foto de Mahatma Gandhi empuñando un fusil? Y logró, nada menos, que la
independencia de la India.
Santa
Teresa de Jesús hizo reformas radicales en la vida conventual, y no se conocen
de ella, ni siquiera palabras de odio.
La
Madre Teresa de Calcuta inició una verdadera guerra al hambre y al
abandono, sin violentar a nadie, y tocó profundamente millones de almas, aún de
aquellos que no la conocieron personalmente. Dando un discurso en el Estado
económicamente más poderoso del mundo, tuvo la valentía de decir que estaba en
un país en donde, con el aborto y la pena de muerte, el asesinato se había
vuelto legal. No amenazó a nadie, no gritó, no se enojó, pero el mismísimo
presidente, allí presente, tuvo que escucharla, y, no me cabe la menor duda que
habrá tenido en qué pensar esa noche al poner la cabeza en la almohada.
Nelson
Mandela soportó años de cárcel, y fue elegido presidente. Hubiera podido usar
la venganza (ahora tenía el poder y los medios) contra sus detractores, y no lo
hizo.
Martín
Luther King, un pastor, con sus discursos y su tenacidad, logró la mayor parte
de los derechos que hoy tienen los negros en los Estados Unidos. La palabra, la
fe en sus creencias, la fe en Dios, la vida recta . . . eso fue suficiente para
los millones (blancos y negros), que lo seguían. Ninguna de sus estrategias
incluyó el uso de la violencia. Más aún, prohibía a sus partidarios el uso de
la misma.
San
Francisco de Asís . . . ¿qué más revolucionario que difundir el
desprendimiento de las posesiones materiales en un mundo donde todos eran por
lo que tenían? Pero no fue casa por casa, espada en mano, a obligarles a los
ricos a entregarles sus pertenencias a los pobres. Él se desnudó primero.
Y
así encontraríamos miles de ejemplos, y muchos que permanecerán siempre
anónimos.
Repito.
LA VIOLENCIA
NUNCA ES LA SOLUCIÓN
Es
cierto que hay países que forman verdaderos imperios que oprimen a los que
menos tienen, pero volar las Torres Gemelas no me pareció una buena forma de
hacérselos saber.
El
mismo Papa Su Santidad Juan Pablo II , pidió perdón por las Cruzadas.
Un
hombre que quiso defender la idea de que su raza era la única perfecta, mató a
millones de judíos por ese “ideal”.
Un
idealista no es un loco. Un revolucionario no es un asesino. Más bien hay locos
o asesinos, que esconden o justifican su patología disfrazándola de ideal.
Un
idealista no es capaz de matar por su causa, sino de morir por ella.
¿Qué
más pruebas necesitamos? ¿El siglo XXI y todavía no lo entendimos?
LA VIOLENCIA OBLIGA, PERO
NO CONVENCE.
Si
no te gusta como son la cosas hoy, si sos un idealista, si querés
“revolucionar” el mundo, me parece fantástico. Es más, me resultaría extraño
que, siendo adolescente, fueras conformista.
¿Tenés
un ideal? ¿La doctrina cristina, la igualdad social, más educación, la
inclusión de las personas con capacidades diferentes . . ., el que sea?
¡Genial! Nuestra generación confía en la tuya. Convencénos de que tu idea es
válida. Pero no escribas las paredes en la calle, ni los bancos de la escuela,
ni las estatuas de las plazas, ni le contestes a tus profesores y a tus padres
faltándoles el respeto, ni te agarres a trompadas con el que piensa diferente.
Hablános, comprométete, planificá qué querés de tu vida, trabajá, estudiá,
conocé tu causa y aprendé a amarla. Cuando hagas todo eso, puede ser que
convenzas a uno, a dos, a varios o a miles, no importa. Y, sólo entonces, el
mundo comenzará a cambiar.
Teresita
Raquel de Antueno
Muy buena tu reflexion.! La guerra hoy, es la gran preocupacion de nuestro amado Pontifice.
ResponderEliminarDecia en la Vigilia para pedir por la paz, que
se recurriera al dialogo, que con la violencia
nada se iba a conseguir...!!! Roguemos por la
PAZ, tan ansiada.!
ETEL