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jueves, 15 de agosto de 2013

LA CALLE LARGA


 Qué hermosa que tú veías, aquella calle tan larga,
¿Recuerdas cuando llegaste, que te deslumbró mirarla?
Luces de todos colores, teatros, cines, y plazas,
vos venias de muy lejos, donde la pobreza espanta,
y te dijeron un día, que la ciudad te aguardaba.

Decidiste venir sola, escapando de tu casa,
desterrando la miseria, la que nada te brindaba;
solo tenías trece años, trajiste muy poca plata,
y descubriste muy pronto, que la vida es dura, y cara,
pues solo por unos días, te alcanzó para una cama;
así al no poder quedarte, en la pieza que alquilabas,
debiste buscar refugio, en aquella calle larga.

De día vendías estampitas, o en semáforo parada,
revoleabas tres pelotas, todas color esperanza,
que tus pequeñas manitos, apenas las agarraba.
Pero la noche es distinta; tiene tantas acechanzas,
debiste buscar refugio, en portal que resguardara,
o tapada con cartones, en un banco de una plaza,
por eso marchabas lenta, siempre con tu cruz de carga,
por las oscuras veredas, de aquella, la calle larga.

Se fue acercando el invierno, y tu cuerpito indicaba,
que tenías que protegerte, y al buscar guarida cálida,
aceptaste aquella oferta, de dormir en una casa.
Allí empezó otro calvario, las sorpresas siempre aguardan,
y descubriste los riesgos, que las sombras te ocultaban.

No pudiste ni dormir, la noche se te hizo larga,
y al salir al día siguiente, caminando hacia la nada,
llevaste por nueve meses, su recuerdo en tus entrañas.
Después cumpliste catorce, pero nadie festejaba,
ni siquiera estaba el niño, el que en tus brazos lloraba,
y tuviste que dejar, en unas manos extrañas,
para continuar tus días, en aquella calle larga.

Muchacha, yo te comprendo, yo conozco tus desgracias,
sigo rezando por vos, aunque con eso, no basta,
siento que la sociedad, siempre con vos está en falta.
Ha pasado mucho tiempo, mis sienes se han puesto blancas,
y tú, ya has crecido mucho, te sigo viendo muchacha,
aunque has teñido el cabello, te has puesto mucho más guapa,
usas ropas llamativas, y una cartera colgada;
yo no sé quién te protege, te explota y cuida tu espalda,
cuando sigues recorriendo, por aquella calle larga.


Ruben Esteves

1 comentario:

  1. Cuanto dolor Ruben, al leer la Belleza y crudeza
    de tu Poema.! Es tan real que lastima y en mi caso asoman las lagrimas, al pensar en la Avda.,
    9 de Julio, donde hubo y hay tantos de estos ca-
    sos que relatas en "La calle larga"...!!!!!!!!!!
    ETEL

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