¡Cuántas veces me senté frente a tu casa,
fijos los ojos en tu puerta…
y no se abrió!
Otras tantas escuché tus pasos en mi patio
y anhelante, el corazón me arrastró a tu encuentro…
Y ya no estabas.
Pero cuando quisiste cruzarte un instante en mi camino,
tu amor me abrasó y sembró en mi alma
una nostalgia que me mantiene alerta y vivo.
Sé que esta añoranza no es vana
sino un lazo tuyo,
un arco que mantiene tenso el corazón,
dispara la flecha de mi esperanza
que enciende los anhelos más intensoshacia el definitivo encuentro,
sin vidrios de colores de por medio;
cara a cara en un abrazo eterno.
Néstor F. Barbarito
Hermosa poesia...! Con las caracteristicas propias de Nestor, muy apasionado siempre en
ResponderEliminarsus expresiones.!!!
ETEL