Siempre me fascinaron las manos.
Las manos quietas del Abuelo. Las manos juntas del que ora. Las manos hábiles y ligeras de la costurera. Las poderosas manos del herrero. La pensativa mano del escritor que se detiene, dubitativa, antes de expresar una idea. La mano abierta del sembrador. La mano cálida y reconfortante del amigo. La mano suplicante del mendigo y la mano generosa del que da.. La cansada mano que sostiene la frente surcada de problemas y la joven mano que maneja la computadora más joven...
Las manos que acarician, las manos que sostienen, las manos que rezan, las manos que sanan, las manos que se dan...
Y... ¡las MANOS de DIOS...!
¿Donde están? ¿Cómo son las MANOS de DIOS?
Si la omniprescencia del Espìritu de Dios resulta difícil de abarcar para la limitada comprensión humana...¿ cómo entender la factibilidad de SU quehacer todopoderoso en nuestro mundo actual, en nuestro pequeño planeta?
¿El Espíritu y la Inteligencia guían tus manos?
Si nuestro espíritu está entregado a Dios, nuestra inteligencia también lo está. Y nuestras manos lo están. Las manos no son sólo y simplemente tuyas, mías, nuestras...ellas pueden ser ¡ las MANOS de DIOS !
.
DIOS está en cada uno de nosotros, en la medida de nuestra entrega.
Susana Casati de Ruiz
Alguna vez, nos hemos sentido tentados a escribir
ResponderEliminaralgo sobre "las manos". Pero esto es extraordina-
rio Susana por tratarse de "Las Manos de Dios".!!!
ETEL