La monedita del alma
se pierde si no se da
(A.Machado)
Mi
moneda más valiosa es la esperanza,
certidumbre que el
Espíritu me ha dado
por puro amor, benévolo y
gratuito;
mi herencia más preciada.
Te la quiero prodigar a
manos llenas.
Compartir
con vos mi esperanza
es llenar tu corazón y el
mío
de una luz de aurora, de
un color de cielo.
Es
encender un fuego que arde y que no quema;
que corre por las venas
como un vino añejo
despertando anhelos, mitigando penas.
Es
entrar de puntillas al santuario en sombras
y rasgar el velo.
Es
despabilar la lámpara que humea.
Es
invitarte a esperar juntos
en los umbrales de la
madrugada,
la alborada que se
anuncia.
Es
tender la mirada a la distancia
y vislumbrar en la
penumbra fugitiva
el tenue resplandor de la
Patria prometida.
Y
aprontarse a desplegar las alas.
Néstor Barbarito
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