¿Por qué tanta ansiedad y
tanto empeño?
si nunca pude alcanzarte
con mi esfuerzo.
Si por puro rumiar y
discurrir,
mi juicio y comprensión
nunca han llegado a puerto.
Sombra y silencio quiere mi
corazón,
¡oh Dios!,
que inquieto y desolado te
desea.
Él sabe que no habrá de
hallarte
en el ardor febril y
alborotado
de las razones y de las
ideas.
Andar, llamar, trepar…
en la vorágine del querer y
del saber.
¿Por qué correr? ¿Dónde
buscar? ¿A qué clamar?,
si cuando supe esperar
en galerías
de oscuridad y silencio y me quedé dormido,
besaste mis párpados y fue
tu aliento
el que encendió mi corazón
como un añejo vino,
y entreví tu rostro por un
instante incierto
de plenitud y suavidad que
se hizo eterno.
Néstor Barbarito
Nestor, que decirte, solo vos podes escribir tan-
ResponderEliminarta maravilla...!!!
ETEL