¡En que difícil mundo me has puesto Señor!
Aquí veo el hambre mostrándome sus huesos.
Aquí veo la injusticia edificando su mansión.
¿Es que acaso no llegan a Ti
los clamores de mis rezos,
y es por eso que en mi alma
existe tanto dolor?
No te pido que ahora mismo baje el cielo,
ni tampoco el vil infierno
porque de vengarme no soy.
Solo quisiera ver los rostros de los niños
sin que se manchen de cieno,
sin que se agrieten sus manos
trabajando bajo el sol.
Solo quisiera beber el agua limpia
de las fuentes en que bebieron mis abuelos;
ver florecer sobre el campo fértil los botones del
ciruelo
y que en su tronco luzca un “Te quiero”,
como fruto del amor.
¡Es que difícil mundo me has puesto Señor!
Aquí veo a mis hermanos que a la guerra van
dispuestos.
Aquí veo la mentira cantar su mejor canción.
¿Es que acaso no llegan a Ti
los clamores de mis rezos
y es por eso que en mi alma existe tanto dolor?
No te pido que ahora mismo me des consuelo,
ni tampoco que seas mi pañuelo
porque llorando no estoy;
solo quisiera que ya no hubiera más penas,
ni que el anciano en soledad envejezca
observando su reloj.
Solo quisiera ver sonreír más a la tierra,
y que de su vientre tibio brote savia materna
como leche del pezón.
¡En que difícil mundo me has puesto Señor!
Aquí veo el hambre, la injusticia, la guerra y la
mentira
horadando el corazón.
Pero no te preocupes, que aquí te espero en mi
rezo,
con la esperanza muy firme de que me escuches, Señor.
Y mientras así yacía en el medio del silencio,
la caricia de una voz lejanamente apagada
habló desde mi mente al corazón.
El murmullo se convirtió en palabras
y me dijo esto haciéndome oír su clamor:
¡Qué difícil es el
mundo en que te he puesto!
Aquí ves el hambre
junto al hermano harto en dinero.
Aquí ves la
injusticia por desacato al amor.
¿Es que acaso a mis
hijos
no he legado mis
diez mandatos eternos,
o crees que en mi Ser
no existe también dolor?
Yo los quiero y los
espero en mi Cielo,
y el infierno tan
temido no lo impondré Yo;
no hace falta que en
el mundo desate tal castigo
porque se encargan
ustedes mismos
de ejecutarlo mejor.
No es preciso que me
recuerdes a hombres, mujeres y niños,
porque cada uno es
parte de una importante misión:
El que se amen unos
a otros como si fueran ustedes mismos
y no es un capricho mío,
sino la Ley del Amor.
¡Qué difícil es el
mundo en que te he puesto!
Aquí ves a tus
hermanos
guerreando por
gloria, poder y honor;
que solo son cosas
vanas que alimentan el ego
de aquellos que
nunca antes han conocido el perdón.
Aquí ves a tus
hermanos revolcarse en la mentira,
y también al
engañado revolcarse en su rencor;
¿No saben que la
mentira comienza con mil palabras,
Y mi verdad comienza
con: “Tolerancia”
y termina con:
“Amor”?
Les he dado la
tierra fértil para que críen y planten.
Les he dado el agua
pura para que abunde el verdor.
Les he dado el aire
limpio para que vivan y canten;
y el fuego de mi
cielo en cada rayo de sol.
Hasta les he dado la
enseñanza de mi Hijo tan Amado;
el que ha sido
torturado por no entender su Misión.
¡Que más te puedo
dar Yo que soy un Padre abnegado,
pues lo que tengo en
mis manos es la voz de tu oración!
Y si preguntas el
“porque” de todo lo que está pasando,
Cuestiónate a ti y a
tus hermanos,
a los mismos que he
confiado
la pureza
invalorable
de toda mi Creación.
Gladys Pérez
Realmente ha sido un descubrimiento Gladys Perez.
ResponderEliminarMaravillosa manera de expresar sus sentimientos
en lo que ella ha dado en llamar "Mi Rezo".
Felicitaciones por este decir...!!!
ETEL