Fueron
muchos los destellos de colores
salpicando
mis cielos, en la noche.
Nadie
duerme. Despertando a las estrellas
la
magia nos envuelve el alma en mil
derroches.
A
través de mi ventana, me hipnotizan
en esa
fascinación de resplandores
que
surcan como saetas sin destino,
los
espacios intangibles de mi noche.
De
pronto me asustaron los sonidos,
eran
tantos los estruendos que, de a poco,
por un
momento se fijaron mis retinas
en
imágenes de guerras distantes y angustiosas.
Por un
instante, fue el fragor de una batalla
lo que
llenó de silbidos de bombas y cohetes
todo el
universo, detrás de mi ventana
que
parecía desplomarse igual que una frontera.
Temblé
al pensar que el hombre, en su ignorancia,
festeja
de igual modo y con demencia,
una
Noche de Paz en donde el amor reina
y sin
que prime la cordura, lo mismo hace una guerra.
SARAH PETRONE
No hay comentarios:
Publicar un comentario