He
visto una joven pareja
sentada
al pie de una reja.
¡Muy
cerca el uno del otro
estaban
ambos sentados!
Y
sin embargo, me pareció,
según
los he observado,
que
para bien o para mal,
¡se
veían muy distanciados!
Cada
uno con su celular
enviando
mensajes de texto,
y
procurando comunicarse
a
un número equivocado...
Ojos
brillosos, desencajados,
ignorándose el uno al otro;
ese otro que está presente:
¡Se encuentra allí, a su lado!
¡Ay,
cómo andaremos de mal
con
la comunicación personal!
¡Donde
cada uno es cada uno,
y
cada cual, es cada cual!
A
veces me he puesto a pensar
si
tal vez en nuestro tiempo,
¿no
estaremos acaso perdiendo
el
maravilloso don de escuchar?
Porque
quien no sabe escuchar
en
sí mismo vivirá encerrado,
e
irá creando un abismo, entre él,
y
quien se encuentre a su lado.
Pues,
si así fuera, ¡en el diálogo,
ni
siquiera se podría pensar!
Ya
que sólo quien sabe escuchar
será
también capaz de dialogar.
¡Siento
gran tristeza al imaginar
que
tan magnífica tecnología,
pudiera llegar a ser mordaz,
para
nuestra vida de cada día!
Sin
embargo depende de nosotros
que
nos dejemos o no dominar:
Si
sabemos poner algunos límites,
será
en bien propio y de los demás.
Hno.
Santiago E. Kloster, ssp
Santiago buenisimo su Poema. Pienso exactamente lo mismo.!
ResponderEliminarETEL