Nada
puede acallar las quejas mías,
quiero
que la vida sea un canto de esperanza.
No
soporta más mi pecho, la injusticia
ni a
los que sufren su dolor y lo disfrazan
volcándose
a los vientos de los vicios,
buscando
en los abismos, los fracasos.
Cargando
en sus espaldas hipócritas, el peso
de la
Cruz que Cristo sólo carga.
¿De
qué sirvió su muerte y su martirio
si el
hombre, redimido hasta el cansancio
se
abate en cuánta lucha loca... y crea
él
mismo, sus fronteras limitadas?
Si no
se abren a las puertas de sus mundos,
¿de
qué sirve la vida, mutilados?
A qué
seguir respirando, si perdimos
la
esencia prima que una vez logramos.
...Si
podemos perder la vida en un segundo,
si
dejamos de pronto, las cosas más amadas...
Si se
abandonara el alma en los valores puros,
veríamos
la mezquindad que nos abarca.
Y no
se detiene el hombre. En su bravura
juega
a ser Dios sin comprender su nada.
Todo
lo puede y nada lo conforma.
Y
hunde su cerviz en los pantanos.
Sarah Petrone
Real y profundo el contenido de este Poema.!!!
ResponderEliminarETEL