Soñé
que hace muchos años,
me
encontraba yo en Belén.
Érase
un camino largo
hacia
el que me trasladé.
Mis
ropas eran sencillas.
¿Qué
buscaba? No lo sé.
Pero
una voz me decía:
“Ven:
tienes algo que ver.”
Un
pastorcito venía
con una
vaca y un buey.
Me
derramó una sonrisa;
con la
mano saludé.
“No te
da miedo, tan noche,
andar
por estos caminos?
Pueden
haber salteadores”
le
advertí, pero él me dijo:
“No,
señor. En esta noche
nada a
mí me detendría.
Al que
llegó hoy a los hombres
recordaré
de por vida.
Mi vaca
y mi buey le llevo.
Es
poco, porque soy pobre,
pero es
lo mejor que tengo.
Mi vaca
le dará leche
y el
buey, porque con su aliento
mantendrá
tibio su cuerpo.
Yo he
cometido pecados:
a
veces, guardé rencores
o no
ayudé a mis hermanos. . .
¡Me
avergüenzan mis errores!
Por
eso, iba a quedarme.
Mi
corazón no está limpio.
¿Quién
podría así aceptarme,
como
manchado y sin brillo?
Pero
dicen que no importa,
que a
todos vino a salvarnos
y al
corazón lo transforma
con
sólo el hecho de amarnos.
Al
escuchar sus palabras
¡mi
alma sintió un regocijo!
Un gozo
que desbordaba.
¡A eso
había yo venido!
Entonces,
le hice un pedido
que
sonó como un clamor:
_
Déjame, niño, ir contigo.
¡Yo
también soy pecador!
Teresita
de Antueno
Qué hermosa, feliz navidad, Teresita!
ResponderEliminarFelicitaciones Teresita.!!! Hermosa manera de expresar, tu suenio de Navi-
ResponderEliminardad...!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ETEL