Estoy sentada bajo su sombra,
veo su verde follaje,
siento el viento que mece las hojas
y el aleteo de los pájaros que lo traspasan.
El brillo del sol, como un diamante
emana destellos entre las ramas.
Escucho gorjeos y silbidos,
huelo a pasto, arena y mar.
El me inspira, me calma, me protege,
extiende sus ramas para cobijarme del calor.
Está más grande, más fuerte, más añoso
pero no más viejo.
El tronco tiene surcos
de tiempo transcurrido
que lo aferran con más fuerza
a la tierra y las raíces.
Ha crecido, se ha fortalecido,
ha soportado tormentas y sequías,
fuertes vientos y granizo.
Pero cada año renace
tiene más follaje,
da más sombra , protección
y alegría al verlo florecer nuevamente
con más brío y valentía.
Me muestra la vida, el paso de los años.
Árbol querido del patio
de mi casa de playa,
renuevas mi energía y mi esperanza.
¡Quiero ser como vos
añoso pero no viejo,
aferrarme a la tierra
y desplegar mis alas al viento.
Dar protección y alegría
y florecer cada día!
Rosa Vanni
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