Salió
de su casa la mujer aquella,
vestida
elegante, con ropa muy fina, se veía muy bella,
al
ver un mendigo que estaba sentado, allí, en su puerta,
buscando
esquivarlo miró de costado, con indiferencia;
la
mano extendida permaneció abierta.
Paró
de repente un auto lujoso junto a esa vereda,
descendió
un político muy reconocido en altas esferas,
esos
que en tribunas tienen verborragia para hacer promesas,
junto
a su custodia cruzó al otro lado de la calle aquella.
la
mano extendida permaneció abierta.
Al
llegar la tarde, varios religiosos iban en parejas,
tal
vez meditando o evangelizando por las callejuelas,
quizás
no lo vieron o estaban cumpliendo alguna promesa,
pasaron
de largo sin dejar siquiera girar sus cabezas,
la
mano extendida permaneció abierta.
Mucha
gente más pasó por su lado en loca carrera,
todos
apurados por ir a las casas, trabajos o escuelas;
Y
llegó la noche que encontró muy triste sobre la vereda,
un
hombre tirado, tapado tan solo con luna y estrellas,
la
mano extendida permanecía abierta.
Llegó
otro indigente, no dudó un instante en compartir miserias,
sacó
un envoltorio que tenía guardado entre una arpillera,
y
lo que allí extrajo, posó de inmediato en la mano aquella,
que
pudo cerrarse y llevar a la boca, un trozo de pan
aunque
mas no sea.
Ruben
Esteves
Ruben como de costumbre, profundo y hermoso...!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarFelicidades.!!!
ETEL