Guardiana de la fe que nos convoca,
Madre del Señor del universo,
bajo tu advocación, desde los tiempos más remotos
nos has enriquecido con muchas indulgencias.
Efímero es nuestro paso en éste mundo
y a pesar de saberlo con certeza,
no amainan las tormentas... y de escollos
tenemos sin perdón, el alma llena.
Escondemos, tras errores milenarios
la única razón de la existencia
que es la luz de la verdad, puesta en la boca
de cada descendiente del planeta.
Patrona de los hombres en el mar,
protectora en tempestades y naufragios,
Tu Santo Escapulario es el cordaje
que llega desde el Monte del Carmelo.
Condúcenos a puertos sin tristezas
y a playas de serena libertad,
prepara los senderos que nos lleven
a los pies de Jesús, sin desmayar.
Igual que el marinero que teme su naufragio
luchando contra un mar embravecido,
en éste camino de la vida
sé nuestro timón y nuestra paz.
Madre del Señor del universo,
bajo tu advocación, desde los tiempos más remotos
nos has enriquecido con muchas indulgencias.
Efímero es nuestro paso en éste mundo
y a pesar de saberlo con certeza,
no amainan las tormentas... y de escollos
tenemos sin perdón, el alma llena.
Escondemos, tras errores milenarios
la única razón de la existencia
que es la luz de la verdad, puesta en la boca
de cada descendiente del planeta.
Patrona de los hombres en el mar,
protectora en tempestades y naufragios,
Tu Santo Escapulario es el cordaje
que llega desde el Monte del Carmelo.
Condúcenos a puertos sin tristezas
y a playas de serena libertad,
prepara los senderos que nos lleven
a los pies de Jesús, sin desmayar.
Igual que el marinero que teme su naufragio
luchando contra un mar embravecido,
en éste camino de la vida
sé nuestro timón y nuestra paz.
Sarah Petrone
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