Quiero Señor ofrecerte las penas que atribulan
mi alma entera, que tú sabes, mi Dios;
que bien hacer. Ya no puedo luchar pues me supera
y escapa a mi razón y a mi entender.
Cada día que pasa veo las mismas cosas,
algunas dolorosas, que con sutil premura
me invade la amargura. Cuando veo a los
niños sufrir. Sufrir, el frío de la noche,
la falta de cuidado, el Amor olvidado;
el esfuerzo frustrado. ¡Dios mío! No puede
ser cierta esta realidad, que al alma atraviesa
se siente la angustia de la soledad.
Te ruego Señor. Con todas las fuerzas
de mi corazón; te pido perdón. ¡Que nunca
en la vida tengamos que ver a estos inocentes ¡padecer!
Mi corazón gime, se estremece y llora.
Me brindo, en esencia, totalmente a ti.
Tú decides sobre mí. Muéstrame el camino
que debo tomar. No quiero perderme, no quiero fallar
soy un instrumento de tu voluntad.
Quiero cumplir la palabra prometida
Quiero ser fuego; tu potente llama.
la que cierra la carne de tu herida;
como el sudor y el corazón que ama.
Claudia Arce
Claudia, hermosa tu poesia.! No me preguntes la
ResponderEliminarrazon, quizas sea porque la herida todavia sigue abierta, tuve la impresion que era el "ruego de
Hernan" al Senior por sus amados poetas.!!!
ETEL