en
los días aciagos me busco
intensa escarbando en mí ser atribulado
solo
encentro un montón de emociones dispersas
una
angustia añeja desde el principio de los tiempos
persisto
en algunas tardes del ocre azul del viento otoñal
esa
chispa de la que fui nacida
mi
alma urge cálida con las palabras de mi maestro celestial
se
aclara mi existencia en este planeta con seres imperfectos
por
dos horas la chispa se vivicó y fui yo
en
el mundo cruel que me rodea para aprender mi misión
aunque
todavía es una nube delante de mis ojos
tomo
en mis manos las enseñanzas celestiales
y
quedan flotando inermes en mi mente inquieta
el mundo sufre en mi cuerpo todas las
calamidades
a
veces mi espalda se dobla con el
peso de toneladas
de
asesinatos a niños que recién despierta
a hombres y mujeres espantado a la muerte
inminente
entonces
vuelvo al maestro
a
la poesía al amor de mis nietas
al
oasis del desierto de U quía en el rojo viviente de las montañas
me
hago cómplice de duendes y hadas soy el
rostro de su gente
del
silencio límpido de los cielos infinitos
ahora
donde estoy quien es esta mujer
imposible
de hallar las frases justas
esas
que sobran en el diccionario de los días
Carmela Isabella
Profundo tu verso.! Para meditar.!!!
ResponderEliminarETEL